Etiqueta
Somos rodeados de productos diferentes, de todos los géneros y formas, pero todos tiene una cosa en común: cualquier producto que adquirimos viene con su propia etiqueta de identificación. En particular, las etiquetas de los productos cosméticos deben proporcionar una serie de informaciones necesarias para el consumidor. Esto es necesario para identificar claramente el tipo de producto de adquirir. Está claro que no se puede confiar la elaboración de las etiquetas a profesionales sin experiencia en este campo, pero es bueno confiar en quienes conocen el tema en profundidad. Una etiqueta que no cumpla con el reglamento CE 1223/2009 está sujeta a sanciones administrativas, por lo que es esencial prestar atención y elegir al socio adecuado.
Se puede optar por una lámina adhesiva o una película de plástico, que se aplica al envase del cosmético o directamente al propio producto cosmético, con el fin de identificarlo y proporcionar información útil al consumidor. Las etiquetas deben obligatoriamente cumplir con el Reglamento actualmente en vigor. En caso contrario, el producto en cuestión no podrá venderse.
Las etiquetas pueden tener diversas formas, colores y materiales en función del destino: por ejemplo, la etiqueta de un bote de champú está hecha de un material muy resistente e impermeable. Esto porque no debe estropearse por la exposición continua a los chorros de agua y debe permanecer legible mientras se utilice el producto.
En el caso de los productos cosméticos, cierta información sobre la protección del consumidor debe estar presente de forma indeleble y legible. Obviamente la etiqueta cosmética en cuestión también debe referirse a las características del producto, mantenendo un diseño agradable a la vista, pero de forma clara y sencilla.
El etiqueta y el embalaje están estrechamente relacionados entre sí. Crean una especie de apariencia del producto, permitiendo una presentación completa y fiable del mismo, informando a los usuarios sobre lo que están comprando. Pero al mismo tiempo, si el trabajo está bien hecho, influye en las decisiones de compra, empujando al consumidor a preferir un determinado producto sobre otro.
Embalaje
El embalaje suele entenderse como un simple envoltorio para proteger y envasar los productos. Hoy, además de deber cumplir necesariamente esta función, el embalaje tiene un una tarea mucho más sofisticada y compleja.
Empezamos por dividir los diferentes tipos de envases en 3 categorías:
EMBALAJE PRIMARIO: la carcasa en contacto directo con el contenido.
EMBALAJE SECUNDARIO: el envase que envuelve/contiene el embalaje primario.
EMBALAJE TERCIARIO: envase necesario para el desempeño de las funciones logísticas.
En este artículo nos ocuparemos del embalaje secundario, gracias al cual el papel estético del embalaje se vuelve decisivo en el momento de la compra. De hecho, un envase atractivo permite que un producto se distinga de los demás. Esto le permite ser competitivo en el mercado, ayudando a ampliar la visibilidad de su negocio.
Después estas premisas, está claro que el embalaje, además de proteger el contenido, es un instrumento fundamental por el marketing y puede convertirse en un medio de información, comunicación y publicidad en sí mismo, si no en una parte integral del producto. Esto porque, cuando compramos un cualquier objeto, la primera cosa que vemos es la caja de embalaje y no el producto que contiene.
Podemos, por lo tanto, definir el envase como una tarjeta de visita que se presenta al consumidor.
Por esta razón, es necesario respetar parámetros precisos y proporcionar toda la información esencial. Además de identificar el producto, el embalaje refuerza el imagen corporativa. Esto le permite diferenciarse de la competencia en el mismo estante y así atraer la atención del consumidor.
No nos olvidamos que Etiquetas y Embalajes cosméticos no sólo tienen una tarea estética, sino sobre todo normativa e informativa.
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